Menos fría que un currículum, la carta de presentación puede ser una herramienta muy útil a la hora de conseguir un puesto de trabajo. Eso sí, no vale cualquiera. Aquí tienes varios consejos para que aciertes con la tuya:
Si hablas conmigo, habla conmigo
Prohibido realizar la misma carta de presentación para diferentes ofertas laborales. Aunque pensemos que no, los entrevistadores están acostumbrados y lo notan. Debes presentar las capacidades que son más específicas para ese puesto de trabajo, investigar sobre la empresa, etc. Si conoces el nombre del responsable de recursos humanos para dirigirla, mucho mejor.
Clave: Personalizada
Lo bueno si breve…
Según las encuestas, el 83% de los empleadores dedican una media de menos de un minuto a leer una carta de presentación. Por eso la tuya debe ser breve, concisa, sin extravagancias y directa al grano. Organiza tu texto de forma que el lector pueda encontrar todo lo que busca rápidamente y no tenga dudas.
Clave: Breve y concisa
Errores gramaticales, ¡ni uno!
Aunque parezca algo lógico, todavía se envían muchas cartas con faltas de ortografía y errores gramaticales, algo que descartará automáticamente tu candidatura. Utiliza oraciones cortas y asegúrate de que otra persona lea tu texto antes de que sea demasiado tarde.
Clave: Sin faltas de ortografía
Enamora, deslumbra, encanta
Tras leer cientos de cartas al día y ver miles de candidaturas, serán los pequeños detalles los que harán que la balanza se incline a nuestro favor. Comienza con un primer párrafo que capte la atención del lector, y explica desde el principio por qué quieres el puesto. Siendo preciso, especifica cómo tus capacidades pueden ayudar a la empresa.
Dota a tu carta de personalidad, dale contexto y aporta mayor profundidad a los datos que ya aparecen en tu currículum. A veces no está de más darle algún otro toque propio al texto con tu firma al final o con la confirmación de tu disponibilidad.
Clave: Original
Presume de ti sin pasarte
Uno de los puntos más importantes de nuestra carta es el momento en el que describimos nuestras capacidades. Al detallarlas, es fácil caer en los tópicos y convertir nuestra solicitud en una más. Por eso, lo mejor es que evites ser egocéntrico y aburrido. No hables en general, describe específicamente para qué utilizas las habilidades que tienes, o en qué te han sido de utilidad en anteriores experiencias laborales.
Clave: El reflejo de tus capacidades
Ya está casi hecho, ahora ¡remata!
Ahora que ya has demostrado tus conocimientos de la empresa y el puesto de trabajo, es momento de rematar el texto y demostrar tu interés ofreciéndote a realizar una entrevista personal. Explica lo agradecido que estarías de poder ampliar información con una conversación con la compañía. Por supuesto, agradece también el tiempo y la atención prestada.
Clave: El paso previo a una entrevista